28/01/16 y contando…
Voy a encerrarte en el manicomio de mi cabeza
donde perderás la cordura escuchando mi risa, voy a cerrar la puerta con la llave
que al fin encontré. Camina conmigo y cantemos juntos el himno de los
desdichados melancólicos como si fuésemos dos locos condenados directo a la
horca, pensando ilusos que es un juego en un parque de diversiones. Piérdete… pero
piérdete conmigo.
Permíteme colocar en ese hueco un corazón azul
radiante una vez más, permíteme tomar tu mano y llevarte a lugares
desapercibidos pero que siempre estuvieron ahí para nosotros y rondábamos, tan mecánicos. Permíteme conocer
todos tus nombres falsos y formas de llamarte. Permíteme ser quien soy y quien
aún no soy también, porque uno nunca sabe cuántas personas ha de ser a lo largo
de su vida y no tienes idea de las veces
que he muerto para llegar hasta ti.
Voy a colgarme de un hilo a tu boca para no
perder el camino a casa y al final navegar sin rumbo en tu cuerpo mientras
intento descifrar enigmas que no existen, mientras intento matar miedos que quizás
ya no viven, mientras intento resolver
problemas sin sentido, mientras intento explicar el por qué existo, mientras
intento darle una lógica al apenas conocerte, mientras debato en mis adentros
los juegos del destino y paso mi lengua por tu cuello, hundiéndome poco a poco en tus ojos obsidiana
como naufragio inevitable, mientras dure la ráfaga y la calma palpitante de
esta flama... que por ti se acaba de volver a encender.
.
Ficcion(es) de una noche
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